Desde el 16 de abril, fecha en la que ocurrió el
terremoto que ha afectado mayoritariamente a las provincias de Manabí,
Esmeraldas, Guayas, Los Ríos entre otras, los distintos medios de prensa, y las
redes sociales, nos han ofrecido
diferentes testimonios; de los
afectados, de las autoridades y del sector asegurador. Hemos leído y escuchado, que un corredor ha
pagado en anticipos equis cantidad a un asegurado, lo mismo lo afirma una
compañía de seguros, y desde luego, hemos testimoniado, como la Federación de
Empresas de seguros, hizo una declaración en un canal de televisión,
posteriormente lo siguió el Gerente de Seguros Sucre representante de la
aseguradora del estado ecuatoriano.
Lo que llama la atención, es que el gremio
asegurador no se pronuncie en torno a la tragedia y el momento que vive el
sector. Este es sin duda el instante más importante que puede tener en su
experiencia el seguro en el Ecuador, es la hora que el gremio como tal, en
representación de todas las aseguradoras y Corredores de seguros, demuestre de
lo que es capaz de aportar en circunstancias, que sin duda son críticas,
como aliado estratégico, del industrial,
del comerciante, del ser humano en general.
Ahora es cuando debemos poner más luz y confianza en nuestra actividad.
Los corredores de seguros no pagamos
reclamos, los corredores los gestionamos ante la aseguradora con nuestro
conocimiento y experiencia, son las compañías las que los pagan, y son estas
(sin que medien las Cámaras,
Federaciones o Asociaciones), las
que deben procurar información de las bondades de tener una cobertura de
seguros, todo lo demás suena a propaganda muy barata. Es hora que todos los que
hacen el quehacer en seguros se unan en una sola voz y depongan intereses,
regionales, políticos, económicos y más, para convertir esta experiencia en un
argumento que genere confianza para con el porvenir de la actividad. Hasta aquí el presente post. ED.