Hace 15 años, cuando la explotación camaronera estaba en auge en el golfo de Guayaquil comenzaron a darse los primeros casos de piratería. Esta consistía en canoas o "fibras" equipadas con motor fuera de borda, varios bandidos equipados con armas de fuego, especialmente con escopetas recortadas, buen espacio para trasladar las kabetas de camarón y mucha sangre fría. A partir de estos eventos que se tornaron crónicos en esa época, la Armada Nacional tomó cartas en el asunto, y, con el concurso del sector camaronero del sector se dotó a la Marina de lanchas rápidas para que pudieran desarrollar patrullas en la zona. Hoy estas embarcaciones entendemos que están descartadas por ser demasiado costosa su operación y mantenimiento. La frecuencia de los delitos disminuyó, aunque no en la medida que se esperaba. Hago este ejercicio previo, para indicar que la consecuencia que sufrió el sector acuacultor fue inmediata: subieron sideralmente los costos de sus seguros de transpo
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